Dentro de los iconos de los primeros anuncios de la resurrección a las mujeres se incluye los que hacen eco de la aparición del resucitado a María Magdalena, los conocidos iconos “noli me tangere”, el “no me toques” que Cristo bajo la apariencia de jardinero dice a María Magdalena.
Son mujeres las primeras destinatarias del anuncio evangélico “Jesús Nazareno no está aquí. Ha resucitado. Mirad el lugar donde estuvo su cuerpo”. Son portadoras de ungüentos y aromas, portadoras de la buena nueva de la resurrección de Jesucristo.
Este hecho hace que la dignidad de la mujer sea realzada en la Iglesia Oriental con tres bellos nombres a ellas dirigidos: miróforas, evangelistas e isapóstolas.
• Miróforas, “portadoras de myron”, el ungüento perfumado con que se cubrían los cadáveres en la sepultura;
• Evangelistas, portadoras del Evangelio, de la buena nueva de Cristo resucitado, núcleo del kerigma.
• Isapóstolas, “igual a los apóstoles”, fueron discípulas de Jesús, le siguieron en vida, son enviadas a anunciarlo y pueden decir, a semejanza de san Pablo, que Cristo resucitado ha salido a su encuentro.
Una estrofa del canto de Pascua de la Iglesia oriental comenta así la presencia de las mujeres en este icono:
Las mujeres miróforas con la luz del alba
fueron al sepulcro del autor de la vida
y encontraron a un ángel sentado sobre la piedra.
Dirigiéndose a ellas les decía así:
¿por qué buscáis al Viviente entre los muertos?
¿por qué lloráis al Incorruptible
como si hubiese caído en la corrupción?
Id y anunciad a sus discípulos:
Cristo ha resucitado de entre los muertos.
Mujeres evangelistas, levantaos,
dejad la visión e id a anunciar a Sión:
recibe el anuncio de la alegría:
Cristo ha resucitado.
Alégrate, danza, exulta, Jerusalén,
y contempla a Cristo tu Rey que sale
del sepulcro como un Esposo.